Informe 3 - Observatorio de la Educación
La enseñanza del inglés, desde épocas inmemorables, es uno de los mayores desafíos del sistema educativo costarricense. Aunque se han llevado a cabo esfuerzos por mejorar el grado de competencia de este idioma en el país, las pruebas de dominio lingüístico y otras similares han revelado que, a pesar de estas acciones, las habilidades en esta lengua, en términos generales, aún se encuentran por debajo de lo deseado (para obtener más información al respecto, se puede consultar el informe número 4 del Observatorio de la Educación UAM).
En este contexto, el cual ha sido muy comentado y debatido, la diputada del Partido Liberación Nacional, Andrea Álvarez Marín -junto con otros legisladores de su partido- propuso la Reforma Constitucional para Promover el Uso del Idioma Inglés como Segunda Lengua (Expediente 23434), publicada a finales del año anterior en La Gaceta; en la cual, grosso modo, se solicitaba que el inglés fuera declarado como segundo idioma de uso nacional.
En este proyecto de ley, la educación es la protagonista, pues, según se expresa en su fundamentación teórica, surge a partir de la promulgación de la Política Educativa de Promoción de Idiomas impulsada por el Ministerio de Educación Pública (MEP), en el marco de la Declaratoria de Interés Público de la Alianza para el Bilingüismo. De acuerdo con el Expediente 23434 (2022), es urgente cambiar los modelos de implementación en lengua extranjera, ya que no ha surtido los efectos esperados, con lo cual:
[se están] desaprovechando las edades en que el cerebro está en etapas tempranas de formación y cuando la plasticidad cerebral no solo garantiza una mayor facilitad en la adquisición de nuevos aprendizajes, sino que estos realmente forman el talento mediante la creación de sinapsis permanentes y válidas para toda la vida (Expediente 23434, 2022, p. 3).
Aunado a lo anterior, el proyecto de ley indica que, para que las políticas tengan los efectos esperados, deben ser mantenidas a largo plazo y no ser decisión del gobierno de turno -como ha estado sucediendo- y que la única manera de lograrlo es “elevar a rango constitucional la importancia de una segunda lengua en el país” (p. 5), con lo cual “se convierte en un derecho para la ciudadanía que puede ser exigido incluso por medios jurídicos en términos de igualdad y proporcionalidad y progresividad” (p. 5). Es en este contexto que se propone la reforma del artículo 76 de nuestra Carta Marga y se solicita la inclusión de la lengua inglesa como segundo idioma de uso nacional.
En concordancia con lo mencionado anteriormente, la consagración del inglés como segundo idioma oficial en Costa Rica tendría un impacto considerable. A pesar de que en el proyecto de ley se explica que el objetivo es tan solo el de “promover su uso generalizado como una habilidad o competencia de las personas que facilitan su acceso a las ventajas de un mundo globalizado” (Expediente 23434, 2022, p. 6), es innegable que esto conllevaría repercusiones en todas las esferas, incluyendo el ámbito educativo.
De este modo, como ha sucedido en otros países, la cooficialidad de una lengua implica una transformación significativa en la interacción de las personas con los servicios gubernamentales y los asuntos oficiales. Esta medida asegura que aquellos que lo prefieran pueden utilizar el inglés en sus trámites con el Gobierno y en la documentación oficial, lo cual representa algunos desafíos, como la necesidad de personal bilingüe y la inversión en programas de capacitación.
El sistema educativo no se escapa de este impacto, pues, por lo general, se debe garantizar el derecho a recibir educación en la lengua en cuestión -inglés, en este caso-, lo cual implica la creación de instituciones educativas donde se imparta la enseñanza en ese idioma, desde la educación preescolar hasta los niveles más avanzados. Aunado a lo anterior, se deben crear materiales didácticos en la lengua cooficial, así como capacitar a los docentes en dicho idioma, de manera que cualquiera de las asignaturas pueda ser impartida en inglés. Asimismo, debido a que, como se señala en el proyecto de ley, lo que se busca es la promoción del inglés en la población, se procura que los estudiantes adquieran competencia en ambas lenguas (español e inglés), lo que implica que la enseñanza de ambas lenguas sea equitativa en el currículo escolar.
Dejando de lado los desafíos financieros y asumiendo que estos esfuerzos pueden llevarse a cabo y que la ley entre en vigencia, la implementación de una educación bilingüe en Costa Rica plantea preguntas importantes sobre su impacto en los estudiantes, quienes, según el Expediente 23434, serían los principales beneficiarios de este proyecto. En este contexto, es relevante hacer referencia a la investigación realizada por Bälter, Kann, Mutimukwe y Malmström (2023) en Suecia.
Estos autores estudiaron cómo la English-medium instruction (EMI) -es decir, un enfoque en el que se utiliza el inglés como el medio principal de instrucción en contextos académicos, aunque no sea la lengua materna de los estudiantes- afecta el rendimiento académico de los discentes. De este modo, se analizaron a un total de 2263 estudiantes, quienes se dividieron en dos grupos: por un lado, los que recibieron el curso en sueco -que es la lengua materna de los sujetos-; por otro, los que lo hicieron en la versión del mismo curso en inglés.
Los resultados que arroja la investigación indican que los estudiantes que recibieron el curso en la lengua materna (sueco) tenían un mejor desempeño, en términos de conocimientos académicos, en comparación con los que llevaron el curso en la versión en inglés. En promedio, quienes cursaron la asignatura en la lengua materna respondieron un 73 % más de preguntas correctamente que quienes llegaron el mismo curso en lengua inglesa.
Asimismo, un aspecto importante de destacar es que la tasa de retención en los cursos en la lengua materna fue notablemente superior en comparación con el curso EMI. Concretamente, un 57 % de los discentes abandonó el curso en sueco, y un 71 % de los participantes que estaban inscritos en la versión en inglés tomaron la misma decisión. Estos datos revelan una diferencia estadísticamente significativa, según los resultados de la prueba de chi-cuadrado.
De acuerdo con la investigación de Bälter et al. (2023), se podría afirmar que los estudiantes obtienen un mejor rendimiento en las asignaturas impartidas en su lengua materna en comparación con las que se imparten en inglés. Además, se observa una tasa de abandono considerablemente más alta entre aquellos que llevan el curso en inglés en comparación con aquellos que lo hacen en su idioma.
Ante este panorama, surge la pregunta fundamental de si, tal como lo propone el proyecto de ley, esta reforma está destinada a corregir un problema actual o si, por el contrario, podría agravar aún más los desafíos del sistema educativo. Si bien es cierto que es apremiante que los estudiantes finalicen la educación secundaria con un nivel de dominio intermedio del inglés, es imperativo que se evalúen cuidadosamente las implicaciones tanto para los estudiantes como para el sistema educativo en su conjunto antes de embarcarnos en la implementación de una reforma de esta envergadura.
Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica. (2022). Proyecto de ley: Reforma Constitucional para Promover el Uso del Idioma Inglés como Segunda Lengua (Expediente 23434). http://www.asamblea.go.cr/Centro_de_informacion/Consultas_SIL/SitePages/ConsultaProyectos.aspx
Bälter, O., Kann, V., Mutimukwe C. y Malmström, H. (2023). English-medium instruction and impact on academic performance: a randomized control study. Applied Linguistics Review. https://doi.org/10.1515/applirev-2022-0093